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Los polvos del 11-S se siguen cobrando víctimas

 

ORLANDO JARA - 27-10-2005 - 11-S.NET

El pasado 6 de octubre, Rebecca Santana informó, para la agencia Associated Press, sobre un tema inquietante [1]: El polvo del 11-S continúa hoy causando problemas de salud. Sus efectos están resultando muy duraderos y afectan, especialmente, a los bomberos y a los recién nacidos tras los atentados.

Parece como si se tratara de ex-combatientes de Vietnam, o de la Guerra del Golfo, que años después aún sufren los efectos del 'agente naranja' o del contacto con municiones que utilizaban uranio empobrecido. [2]


El hundimiento de la torre sur. (www.vittorio.zanello.name)

Pero hablamos de civiles. El doctor David Prezant lidera un estudio que incluye 14.000 casos, entre bomberos, personal sanitario y otros. El estudio pretende hacer un seguimiento de aquellos que enfermaron y que aún siguen enfermos cuatro años después del 11-S.

Según Prezant, los bomberos representan un grupo muy interesante para el estudio, debido a que muchos de ellos se encuentran entre los afectados y también, porque se dispone de sus historiales médicos previos al 11 de septiembre.

Prezant destacó que los afectados en el departamento de bomberos habían pasado de una media de 30 casos por año, antes del 11-S, a 450 casos tras los atentados. Los investigadores señalan como probable causa que las máscaras utilizadas sólo sirven para periodos de tiempo reducidos, y que, posiblemente, los bomberos necesitasen prescindir de ellas en momentos en los que tenían que comunicarse entre ellos, en situaciones de riesgo como lo es un edificio ardiendo.

La doctora Sally Ann Lederman, de la Universidad de Columbia, enfocó su investigación hacia las mujeres embarazadas que vivían en un radio inferior a las 2 millas del World Trade Center. Los recién nacidos acusaron unatendencia a mostrar un tamaño y un peso inferior al de otros bebés. Lederman admite que este dato podría desencadenar problemas de salud en el futuro, pero no puede determinar en qué medida afectará al desarrollo de los niños afectados.

Según informa Santana, los expertos dicen que el problema de conocer la calidad del aire tras los atentados es que la mayor parte de los mecanismos que hacen estos test están diseñados para mediciones durante largos periodos de tiempo, y no para una catástrofe como la caída de las torres. Dicen, también, que los gases resultantes del fuel que se quemó pudo afectar a la salud, pero que no hay manera de medirlo.

"A pesar de lo mucho que averiguemos siempre van a existir incertidumbres", dijo el doctor Paul J. Lioy, de la Universidad de Medicina de New Jersey.

Queda en el aire, nunca mejor dicho, la posibilidad de que se demuestre el empleo de explosivos, incluyendo uranio empobrecido, tal como sugieren Meyssan [3], Suárez [4], y otros investigadores.





NOTAS:

[1] 'Study: 9/11 Dust Causing Health Problems', por Rebecca santana. Associated Press (AP), 06-10-2005

[2] 'Los herederos de la Guerra del Golfo', por Kenneth Miller. La Revista de El Mundo, 07-01-1996

[3] 'L'effroyable imposture. Aucun avion n'est écrasé sur le Pentagone', por Thierry Meyssan. Carnot, 2002

[4] 'Justicia Infinita o Genocidio Sin Límites', por Carlos O. Suárez. Entrevistado por la Agencia Latina de Información Alternativa (ALIA), 23-01-2003

 






Bomberos de Nueva York durante el 11 de septiembre de 2001.
(myhero.com/911)

 

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