ORLANDO JARA - 10-09-2005 - 11-S.NET

"Guantánamo es el símbolo del mundo que nos espera. Seiscientos sospechosos, algunos menores de edad, languidecen en ese campo de concentración. No tienen ningún derecho. Ninguna ley los ampara. No tienen abogados, ni procesos, ni condenas. Nadie sabe nada de ellos, ellos no saben nada de nadie. Sobreviven en una base naval que Estados Unidos usurpó a Cuba. Se supone que son terroristas. Si son o no son es un detalle que no tiene la menor importancia" escribió Eduardo Galeano. [1]

Scott Horton dijo que "Bush se presenta no sólo como un líder político. En todo acto invoca su fe religiosa y vincula sus acciones a la voluntad de Dios." [2] La lucha entre el Eje del Bien y el Eje del Mal queda en evidencia cuando contrastamos que Jesús fue torturado y sentenciado a muerte hace 2000 años y parece que las cosas han cambiado poco.

¿Por qué no cerrar Guantánamo? Son muchos estadounidenses que se hacen la misma pregunta. ¿Por qué no acabar ya con esa infamia?

Porque no pueden. El escritor uruguayo Eduardo Galeano está convencido de que no es para obtener información, como se suele creer: "¿Para qué? No hay ninguna prueba de que la tortura haya servido nunca para evitar ni un solo atentado terrorista. En el caso de Irak, ni siquiera ha sido útil para capturar a ninguno de los prófugos importantes. El más, Saddam Hussein, no cayó gracias a la tortura sino gracias al dinero que compró a un soplón."

En cambio, está convencido de que la razón es otra: "La tortura arranca informaciones de escasa utilidad y confesiones de improbable veracidad. Y sin embargo, es eficaz. Por eso se ha aplicado y se continúa aplicando: lo que es eficaz es bueno, según los valores que rigen al mundo. La tortura es eficaz para castigar herejías y humillar dignidades, y sobre todo es eficaz para sembrar el miedo. Bien lo sabían los monjes de la Santa Inquisición y bien lo saben los jefes guerreros de las aventuras imperiales de nuestro tiempo: el poder no emplea la tortura para proteger a la población, sino para aterrorizarla." [3]

Aunque estoy totalmente de acuerdo con Galeano, creo que en la creación de ese campo de concentración, que es Guantánamo, hay algo más. Y es que entre sus inquilinos hay gente relevante.

Me refiero a los dos presuntos cerebros del 11-S: Ramzi Binalshibh (o Bin Al Shibn) y Khalid Sheikh Mohamed. Ambos detenidos por la policía pakistaní en colaboración con la CIA y el FBI. Sus testimonios son los que apuntalan la Versión Oficial del 11-S, ratificada en el Informe 11-S con el que concluyó la comisión de investigación sobre los atentados de Nueva York y Washington.

Pero, teniendo en cuenta todos los escándalos sobre torturas que se han venido practicando en las cárceles bajo control de EE UU y de sus aliados, cabe sospechar que esos testimonios se obtuvieron bajo la presión de malos tratos. [4]

En cualquier caso, resulta muy significativo que la Administración Bush se haya negado repetidas veces a que la justicia alemana, española o británica puedan tomarles declaración. De ese modo, ciertos acusados de participar en la trama del 11-S han sido absueltos, como es el caso de los marroquíes Mounir el Motassadeq y Abdelghani Mzoudi. El Fiscal jefe alemán describió el comportamiento de las autoridades estadounidenses como "incomprensible." [5]

Desde sus celdas, las autoridades norteamericanas nos hicieron saber que ambos exculpaban a el Motassadeq y a otros componentes de formar parte de la cédula de Hamburgo. [6]

Y esto nos recuerda que, a día de hoy, solo hay un procesado por el 11-S. Se trata del francés Zacarías Moussaoui, que fue detenido antes del 11-S y que confesó, cuatro años después, en abril de 2005, ser culpable de pertenecer a Al Qaeda, y de haber conspirado para realizar un segundo ataque contra objetivos estadounidenses. Sin embargo, sus abogados mantienen las dudas en torno a la salud mental de Moussaoui. Desde su celda, ha redactado numerosas misivas llenas de insultos hacia el juez o sus abogados. La juez Leonie Brinkema deberá decidir si es mentalmente capaz o no. En caso afirmativo, el acusado será declarado culpable y, por lo tanto, no se celebrará el juicio y resolviéndose así el grave problema de la difusión de información delicada. [7]

Silvia Román, en El Mundo, decía que "según la misma declaración de Binalshibh, [que exculpaba a el Motassadeq] Zacarías Moussaoui sería inocente. Sin embargo, el acusado no tiene la 'suerte' de encontrarse encerrado en Alemania, donde tendría opción a ser juzgado inmediatamente." [8]

Guantánamo tiene que permanecer porque es la clave para sostener la Versión Oficial. Por eso Ramzi Binalshibh y Khalid Sheikh Mohamed no serán juzgados por el 11-S, a pesar de haber sido proclamados como sus 'cerebros'. Un juicio es lo último que desea la Administración Bush por el peligro que supondría la difusión de 'información delicada'.
El objetivo primordial de Guantánamo no es tanto obtener información sino ocultarla, o reinventarla. La verdad es asunto delicado en tiempos de guerra.